lunes, octubre 8

Rara por gracia real


En estos tiempos de quema de fotos borbonas a mansalva, yo me dispongo a batirme el cobre por uno de los miembros de la Familia Real. Y no, no será por el rey Juan Carlos, él tan campechano, ni por la reina, ésa gran profesional, ni por Leti, que ya dejé claro mi posicionamiento, así que reléanse el blog. Yo rompo una lanza por Victoria Federica, claro que sí.

Hace unos días volvió a atacar Puñafiel (recuerden, el más leal de los enemigos). Es de esos sibilinos que cuando “pretendidamente” ensalzan a una persona, realmente la están hundiendo en la miseria. Y su chivo expiatorio fue Victoria Federica de Todos los Santos, porque, claro, pobrecita, es una niña triste, acomplejada, la única morena en una familia de querubines rubios con los ojos azules (sic). ¡No te fastidia, como si ser morena de raza fuera un demérito! Y el tío ahondando en la herida, que sí, que sí, fijaros como la reina le muestra especial atención. No, no es porque le tenga predilección, es porque como es la feíta del grupo pues la mima más para que no se deprima. Éstas fueron las sabias interpretaciones del salomónico Puñafiel. ¡No te giba (que es más fino y arcaico que nuestro no te jode plebeyo, dónde va a parar)!



Yo intuyo que si doña Sofía, la reina, no la infanta, tuviera o tuviese mayor dedicación por Federica es simplemente porque la niña es especial, diferente, algo no intrínsecamente malo, y que incluso para outsiders como servidora resulta sumamente interesante. ¿O es que no se han fijado que Federica siempre lleva en su mano un calcetín? Lo único relevador que comentó Puñafiel. Busquen, busquen en las fotos del Hola, que en cualquier evento real (de sus altezas me refiero) que se precie, ahí está la niña con su calcetinito como el mejor de los compañeros.



Creo que nunca tuve objeto fetiche en mi niñez, aunque debería consultar fuentes maternas para asegurarlo, que ya se sabe que la infancia va asociada irremediablemente a una memoria frágil y una evocación ensoñadora. Pero tengo primos que atestiguan la existencia real (por lo de verdadera) de estos amuletos infantiles, y si no ahí está Linus de Peanuts/Charley Brown para confirmarlo, ¡los cómics qué gran fuente de conocimiento! ¿Y ustedes tuvieron?

Pues sí, Federica es rara, y qué pasa. ¿No están deseosos de que la niña crezca rápido y bien para que nos deleite con excentricidades? Imagínenselo. Para que luego nos venga Puñafiel con el consabido cuento del Patito Feo. Anda y que se vaya con Raquel a Supermodelos para filosofar sobre la belleza interior, que aquí nos quedamos nosotros para indagar en la compleja personalidad que se vislumbra en nuestra Federica, ¡y de todos los Santos!


Inédita